sábado, 19 de diciembre de 2009

INVASIÓN

Cuarenta y ocho horas después del aterrizaje y ya se veía zarandeado por las criaturas del planeta. Después de millones de años viajando por el espacio se activaron los circuitos con las órdenes principales de su misión. Un nanovehículo salió a la atmósfera de un planeta desconocido mientras los salvajes comenzaban a destrozar su valioso armazón. Llegaba al final de su viaje.

Y el final del viaje estaba en una sala presurizada donde trabajaban, enfundados en sus trajes herméticos Charlie, un brillante estudiante de física y Marc su profesor y ejerciendo las funciones de ingeniero jefe. Los dos fueron reclutados por la N.S.A. para un proyecto secreto.

-¡Con cuidado Charlie! Parece mentira que obtuvieras las mejores notas en el MIT. Esa forma de manejar el láser es criminal. No te das cuenta de que este aparato es lo más valioso que ha llegado a la tierra.

-No soy yo. Es este cacharro. Está defendiéndose, es como si le atacáramos. A cada orificio que le consigo hacer él lo repara al instante. Nunca he visto un líquido metálico que se solidifique tan rápido.

-Estás seguro que es líquido

-Sí, míralo tu mismo.

El ingeniero jefe cogió el láser un perforó. Al hacer un pequeño orificio no más grande de dos milímetros éste se recubrió.

-Tienes razón. El estudio de las muestras decían que era cromo. Seguro que en el laboratorio se equivocaron. Dentro de unos minutos estarán aquí los jefazos con la plana mayor del ejército y no tenemos nada que decirles.

-Bueno. En principio sabemos que no es un artefacto peligroso. No creo que nos quieran invadir con esta pelota perdida en el espacio –dijo Charlie en tono sarcástico.

-Esta pelota ha venido de fuera de nuestro planeta. El Centro de Seguimiento de Objetos Peligrosos lo había detectado ya en la órbita del planetoide Plutón y al llegar a la altura de la órbita de Marte disminuyó la velocidad en aproximación a la Tierra. Esta pelota está dirigida.

-¿Dirigida por quien? Ahí dentro sólo caben tres ratones.

-Aunque así fuera, un solo ratón extraterrestre puede aniquilar toda la vida del planeta y por eso tenemos estos trajes protectores.

La gran cristalera por la que se observaba el laboratorio fue pronto invadida por uniformes. Todos observaban a los dos hombres trabajando sobre el aparato. Éstos, al percatarse de los ojos que los miraban se dieron la vuelta.

-Buenos días –dijo Carl con nerviosismo sin recibir respuesta.

Nadie se percató. Ni los militares ni los científicos, un finísimo haz salió del aparato y perforó el traje de Charlie. El minúsculo vehículo penetró en el interior del traje. En ese instante se escuchó por el altavoz un penetrante: ¡SALGAN! Tardaron unos minutos en quitarse los trajes y salir. Al fin estaban fuera y el primero en hablar fue un hombre de aspecto simpático y con un enorme uniforme que le sobraba por todos lados:

-Informen. ¿Qué es eso?

Cuando Carl aspiró para hablar Charlie no pudo reprimir un juramento:

-¡Demonios! ¿Cómo puede haber mosquitos con el frío que hace? Me ha picado en el cuello y no veas que dolor.